El final del verano marca una transición significativa, donde los días soleados y calurosos comienzan a ceder paso a las brisas frescas del otoño. Las hojas de los árboles empiezan a cambiar de color, pintando el paisaje con tonos rojizos y dorados. Las tardes se acortan y las noches se alargan, invitando a momentos más tranquilos y reflexivos. Es una época de preparación, tanto en la naturaleza como en nuestras vidas, para los meses más fríos que se avecinan. Es también un momento para recordar y atesorar los recuerdos de las aventuras veraniegas, mientras nos anticipamos a las nuevas experiencias que traerá el otoño.
El texto anterior lo he generado gracias a la inteligencia artificial pero solo como ayuda inicial, en las entradas futuras utilizaré mayormente la mía natural, la que traía de fábrica, será menos inteligente pero podré mantenerla bajo control.
La foto es del observatorio de cetáceos y avifauna marina situado en Les Rotes (Denia), lo normal es ver pasar yates, catamaranes de recreo, kayaks y otras embarcaciones pero en determinadas épocas del año, teniendo mucha suerte, puede admirarse el paso de ballenas, sobre todo rorcuales, delfines e incluso orcas que transitan entre el estrecho de Gibraltar y el mar Mediterráneo.