Los Paquetes y la Tapia

Popurrí atlético

 



Prólogo de Javier Bemejo
«JABO»

Seguramente tiene razón CyT cuando afirma que «Ser paquete es un modo de vida», con todo lo que ello exige. De ahí que, para quienes admiramos a los «paquetes» desde el tendido, el fenómeno adquiera ciertos tintes mitológicos. En primer lugar, por el número. Si no me salen mal las cuentas, se trata de cuarenta y ocho seres humanos: dos docenas de planetas (paquetes fijos, para entendernos) y otros tantos satélites.

 Doce son también los caballeros de Arturo, las tribus de Israel o un equipo de fútbol con público. Quiere decirse que, sin comerlo ni beberlo (en sentido figurado, nadie se asuste), la «paquetería» adquiere carácter de símbolo. De hecho, términos como «paquetelandia» o «paquetéibol» definen todo un universo de amalgamas semánticas que animan al neófito en su afán por conocer las epopeyas de estos legendarios héroes (o dioses) que nada tienen que envidiar a Héctor, Aquiles, Lanzarote o Neptuno (con o sin Torrente). Y todo ello, a pesar de su proverbial modestia. Porque cuando uno de ellos mismos asegura que el “paqueterío” está constituido por «semi-vejetes, exgordos y exfumadores»,  lo que en el fondo se insinúa es que la cosa podría funcionar también sin prefijos; es decir, que «paquete» viene a ser sinónimo de «viejuno», «fofo» y «amigo del privar», si bien lo que uno cree de veras es que el paquete-paquete es un tipo «interesante», «cachas» y «animoso».

Porque todo es cuestión de perspectivas, para qué nos vamos a engañar. Es más, quienes observamos esta gran aventura desde la acera (la de enfrente o la otra, según vaya dando el sol) admiramos sobre todo la valentía del paquete para declarar sin complejos lo que los demás ocultamos o intentamos disimular vergonzantemente. Porque si miramos dentro del corredor convencional (cualquiera que por el mero hecho de calzarse unas «oasis» se considera hijo del viento, aunque no corra ni las cortinas de casa), lo que vemos es un tipo reprimido que pretende curarse los complejos haciendo nosecuánto en un diez mil. Y ahí vuelvo de nuevo a CyT: si lo que en el fondo pretende el paquete es entrar por esa falsa «puerta grande», mal andamos.

Aquí las puertas y ventanas son las que son: las del Senén, las del Coyote o las que se abren en la pantalla para regalarnos kilómetros de piel ardiendo (y no me refiero a las medidas del maratón sino a las piernas de las macizas que nos sirve Canillas casi a diario para aliviar sofocos). Por eso digo que si tuviera que escoger media docena de expresiones que sinteticen la esencia de este mito fundacional, el paquete en sí mismo, me quedaría con las siguientes: Desayuno- MDR – Molinillo - Miles a la Pochola – Yokupedia - Si me queréis, irse. Me explico: «Desayuno» es quizá la palabra mágica, el ábrete-sésamo del paquete universal, el alfa y el omega de esta filosofía telúrica. «MDR» viene a ser el eterno come-come que corroe al paquete, el pepito grillo que todos llevamos dentro y que nos salva de caer en el exceso (de cerveza, por poner un ejemplo).

«Molinillo» define un modo de correr, de hablar, de vivir, tan original y versátil como los «Miles a la Pochola», ya que ambos conceptos hacen referencia a la cualidad más valorada por el cofrade: hacer las cosas a la remanguillé, esto es, como le venga en gana. «Yokupedia» sintetiza la gracia de este universo verbal constituido por la página del grupo en «elatleta» (¡prodigio de lenguaje!) en el que casi nada significa lo que aparenta.  Finalmente, la frase de la Faraona (que ha de pronunciarse con el preceptivo ceceo, esto es, «Zi me queréi’, irze»), epítome del espíritu «paquete», ilumina la bóveda barroca de ese sublime palacio transparente que constituyen las doce (por cuatro) constelaciones del universo que brilla «al otro lado» de esta vida aperreada que llevamos.  

Pa’-qué-te  voy a contar…

   

La Tapia ha sido —a lo mejor lo sigue siendo pero de otra forma y con otros protagonistas— un proyecto deportivo que durante años (si no recuerdo mal empezaron en el año 2003 y en 2018 se alcanzó la décimosexta edición consecutiva del proyecto tapiero) estuvo aunando, siempre los jueves a las siete y media de la tarde desde mayo hasta septiembre, los mejores valores del deporte y de la amistad.

Organizadas por Luis Lozano (Lloz) y Francisco Gilo (Garabitas), el primero al mando del AVE y el segundo del BUS, se fueron celebrando estas reuniones multitudinarias que incluian carrera (cada jueves un plan diferente), charlas técnicas (impartidas por atletas o entrenadores reconocidos) y el llamado «post tapiero» que no dejaba de ser un aquelarre gastronómico a la luz de un candil en el que llegaron a hacerse merecidamente famosas las trufas de chocolate de Canillas, eso por no hablar de otras especialidades que cada tapiero podía aportar al banquete nocturno.

 Los libros que aquí se publican son recopilaciones de estas colaboraciones, la idea inicial fue obra de Pedro Gómez Carrasco «Canillas» y de acuerdo con él publiqué la edición de 2009, dedicada a dos grandes tapieros Pablo de Lora «Porfirio» y Javier Bermejo «Jabo» cuyas estupendas aportaciones semanales conseguían gustar a tirios y troyanos y son el meollo de este libro.

   



Animado por la buena acogida que tuvo la publicación entre todos, decidi recopilar contenidos del foro y publicar con ellos nuevos libros que incorporaban relatos y colaboraciones de los tapieros que se sumaron a la iniciativa; durante los tres siguientes años no iba a faltarme material para editar nuevos libros que añadir a la colección.

Como me decía Lloz, «en el futuro serán un bonito recuerdo de las tapias de verano» y con la sana intención de que no se olviden del todo los he incoporado a estas páginas.

   



En el llamado «meeting point» de la Casa de Campo, junto la puerta de servicio del Parque de Atracciones, se reunía cada jueves un gran número de animosos corredores dispuestos a pasarlo bien durante las horas siguientes; una parte de los cuales se reunían el resto de la semana de manera virtual en el extinto foro de elatleta.com para comentar cada sesión y preparar la siguiente.

Entre todos los comentarios publicados destacaban los de algunos tapieros que dedicaban una parte de su tiempo libre a volcar en el foro su fértil imaginación, relatando con ingenio y maestría sus pensamientos para el disfrute de los demás; no solo lo hacían literariamente, entre los tapieros había mucho talento en distintas artes y cada uno lo expresaba a su manera, así proliferaron las fotos, los vídeos...

   

Este libro es una continuación de los anteriores dedicados a La Tapia.

Llegado un momento decidí dejar de publicar estos libros y el de 2012 fue el último de la serie editado por mi.

Me consta que en los años posteriores se publicaron  nuevos libros de La Tapia pero no dispongo del material necesario para publicarlo aquí..